jueves, 2 de agosto de 2012

La Gran Crisis económica de 1929

Estados Unidos, desde fines del siglo XIX, estaba teniendo un alto crecimiento económico, derivado de la industrialización y el comercio internacional, el cual se intensificó después de la Primera Guerra Mundial. Su economía creció, entre 1914 y 1918, a una media anual de 15%, siedo los sectores ligados a la producción de insumos bélicos los que experimentaron un mayor desarrollo.


Paralelamente al crecimiento idustrial, Estados Unidos tuvo un gran desarrollo financiero, lo cual le permitió colaborar, con diversos préstamos, a la reconstrucción de Europa después de la guerra, transformandose así, de deudora histórica de Europa, en su principal acreedora. Se impulsaron, de manera extraordinaria, el desarrollo de los Mercados de Capitales y la especulación financiera. Las ganancias experimentadas por las industrias llevaron a empresarios e inversionistas a incrementar más aún el valor de las acciones transadas en la bolsa. Este ejercicio especulativo resultaba más  rentable que la creación de nuevas empresas y empleos.


A fines de los años 20, el sobre consumo llegaba a su fin, con un descenso generalizado de la demanda y como consecuencia de ello, una baja de los precios y del valor de las acciones de las Sociedades Anónimas. Por otro lado, a esa fecha, los países europeos habían retomado sus ritmos de producción interna, lo que se tradujo en una menor importación de productos de consumo desde los Estados Unidos.


En este escenario, en 1928, la construcción experimentó un estancamiento, arrastrando tras de sí a otros sectores productivos ligados, en cadena, a la industria de la construcción. Comenzó así una espiral de venta de las acciones menos rentables que desembocó en la crisis bursátil más grande en la historia del siglo XX.



Fuente: Mineduc de Historia, 2012

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